domingo, 7 de enero de 2018

LA SAGRADA FAMILIA, PRIMER DOMINGO DESPUÉS DE LA EPIFANÍA


          Según el Calendario Tradicional, el siguiente Domingo a la Epifanía, la Santa Iglesia Católica celebra la Fiesta de la Sagrada Familia: Jesús Infante, María Santísima y el Patriarca San José.




     “Haced que vuestra casa sea y parezca cristiana. Que el Sagrado Corazón sea Rey de ella; que la imagen del Salvador crucificado y la dulcísima Virgen María tengan puesto de honor, para hacer manifiesto a los ojos de todos que en vuestra morada se sirve a Dios y que los visitantes y amigos deben, como vosotros mismos, desterrar de ella todo lo que pueda violar su santa ley: conversaciones deshonestas, palabras mentirosas, cóleras o debilidades culpables; sino también para recordaros que Jesús y María son los más constantes y amadísimos testigos y como asociados a los sucesos de vuestra familia: júbilos que os auguramos numerosos, dolores y pruebas que nunca podrán faltar” 

(Papa Pío XII, A los recién casados, 8 de Noviembre de 1939)


      “Oh, hombres, volved la mirada a Nazaret, entrad en aquella modesta morada. Mirad a aquel carpintero, custodio santísimo de los secretos divinos, que con sus sudores sustenta a la familia humilde y elevada más que la de los césares de Roma; observad con qué veneración y respeto ayuda y venera a aquella Madre, su esposa inmaculada y pura: mirad al que se cree Hijo del carpintero (Mateo, 13, 55), virtud y sabiduría omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, y sin el cual nada ha sido hecho (Juan, 1, 3), cómo ningún hombre puede sin Él hacer nada, y que, sin embargo, no se desdeña de los pequeños servicios de la casa y del taller y de estar sometido a María y a José. Contemplad un tan grande modelo de santa vida familiar, espectáculo que maravilla a las jerarquías angélicas, que lo adoran

 (Papa Pío XII, A los recién casados, 15 de Abril de 1942)







ORACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA


     Oh Jesús, Redentor nuestro amabilísimo, que habiendo venido a iluminar al mundo con la Doctrina y con el ejemplo, habéis querido pasar la mayor parte de vuestra vida, humilde y sujeto a María y a José en la pobre casa de Nazaret, santificando a aquella Familia que había de ser el modelo de todas las familias cristianas; acoged benigno la nuestra, que ahora se dedica y consagra a Vos. Dignaos protegerla, guardarla y establecer en ella Vuestro santo temor, con la paz y concordia de la caridad cristiana, para que imitando el ejemplo divino de Vuestra Familia, pueda alcanzar toda entera, sin faltar uno solo, la eterna bienaventuranza.

     María, Madre de Jesús y Madre Nuestra, con Vuestra piadosa intercesión haced que sea aceptable a Jesús esta humilde ofrenda, y obtenednos su gracia y bendición.

     Oh San José, custodio santísimo de Jesús y de María, socorrednos con vuestras plegarias en todas las necesidades espirituales y temporales, a fin de que en unión con María y con Vos, podamos bendecir eternamente a nuestro divino Redentor Jesús. Así sea.






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